Ni virgen, ni santa.
Pasión por el arte, la transgresión, hasta el fino hilo que separa el bien del mal.
Decir aquello que piensas, aquello que callas u ocultas, es un mero juego de palabras, imágenes, fantasías en las que debes confiar, pero no demasiado.
Porque en el arte, nada es real, aunque esté diciendo la verdad.
Y soy la carne viva de cada instante. Tu reflejo sobre un cristal empañado, un corazón solitario, rodeado de otros tantos corazones sedientos, que beben los milagros de la vida.
Rita Mercedes Chio