Señora mía
(A Sor Juana Inés de la Cruz)
Podéis acaso comprender
que no hay mieles como las vuestras?
ni otoños más coloridos,
ni soles ni bravos ríos
sin los besos de mi reina...
Ebrio de placer mi ave
ha declinado el vuelo
en la prisión de vuestro escote
manzanas de terciopelo