viernes, 16 de diciembre de 2016

Ballet sensual - Vídeo


                                                   
                                                              

Fantasías x tres

                    

A media noche, entro en el bar de siempre y allí estaban. Uno sentado frente al otro.

Ambos mayores de viente, algo taciturnos, cerveza de por medio, intercambiaban alguna que otra palabra cada tanto.

Y me les quedé mirando. El cabello negro y los ojos azules del más simpático, rizos claros y ojos verdes el Cabisvajo.

La música de Dire Straits, "Hermanos en Armas" y el camarero con su bandeja sirviendo el cielo.

Saboree mis pensamientos calientes, como si se tratara de un manjar de Dioses. Los acaricié de mil maneras, toqué sus cuerpos, besé sus bocas alcoholizadas, mientras mi mente lo permitía sin prejuicios y desabrochaba cada uno de mis instintos inexplorados, soñando, imaginando, poseyendo las virtudes de ambos, a mi gusto y placer.

Benditas fantasías...Nunca más volví a verlos.  




Rita Mercedes Chio

 

Vivir sin sexo: Cada vez más!

                                   
Vivir sin sexo es una forma de vida que cada vez toma más identidad. Se trata de personas que se denominan asexuadas y que renuncian a la idea de mantener relaciones sexuales con otros. No obstante, mantienen sus vínculos afectivos desde otro lugar. ¿Es sano renunciar al placer?


"Muchas personas eligen no tener sexo pero no pasa por 'no tener ganas'. En muchos casos sucede que la persona ha tenido una mala experiencia o quedó muy atada en una relación y ha sufrido y decide por una situación de sentimientos, no pasar más por algo así, no entregarse más a un otro", explica a Infobae Mariela Telser Hansen, especialista en sexualidad.


"También, prefieren no mantener relaciones pero mantener el vínculo afectivo sin el acto concreto. Buscan el bienestar y el placer en otro lugar. Consideran que no lo necesitan y no por ello debería ser algo anormal", agrega.


El precursor de esta corriente asexual es Anthony F. Bogaert, académico de la Universidad canadiense de Brock, y especializado en los estudios de sexualidad humana. "La asexualidad se define como una falta persistente de deseo sexual hacia los demás. Aunque la renuncia a la actividad sexual se trata de un acto voluntario, al igual que el celibato, no existe en este caso el componente de la abstención vinculado a la religión", explica Bogaert.


En esa línea se creó AVEN (por sus siglas en inglés, Asexual Visibility and Education Network), una comunidad internacional donde se pueden expresar sin miedo este tipo de deseos y en la que sus más de 100 mil miembros luchan activamente por la aceptación social. Además proporcionan recursos de investigación sobre la temática, favoreciendo la integración de estas personas.


"A no ser que alguien hable de sexo delante de mío o vea en la tele a una pareja haciendo el amor, ni siquiera me acuerdo de que existe. No está en mi mente. Es como si alguien te recuerda un objeto que perdiste hace años y casi ni te acordabas. 'Ah, sí, eso', decís. Y pronto volvés a olvidarlo", explica una usuaria en el foro de AVEN.


"EL SEXO NO ME OFENDE Y NO ME PARECE MAL QUE OTROS LO PRACTIQUEN. SIMPLEMENTE ME ES TOTALMENTE INDIFERENTE"


Según afirman, los asexuales tienen las mismas necesidades emocionales que los demás y por ello son capaces de intimar con sus semejantes, aunque lo harán de una forma no sexual. Asimismo se sienten realizadas como personas y no se pierden ni renuncian a nada, en la medida en que no sienten ese impulso sexual primario hacia los demás.


"Estas personas no valoran la intimidad como algo estimulante sino que al contrario, se cierran al vínculo. Ante la pregunta si se puede vivir sin sexo, sí claro es la respuesta, aunque puede sonar raro para la gran mayoría", agrega la especialista.


( Diario El Mundo)