(El amor de Sor Juana por su Virreina)
Esperad el desmayo del sol
La primera estrella, esperad
Que en luna llena los amantes
Regalan luz a la oscuridad.
Esperad que despierte la noche
En los claros visos de mis secretos
Tendréis fugaces dos rosas
En el páramo azul de mis senos.
Esperad que el ave enmudezca
Bajo el dosel de tu falda
Amar es un premio de Dios
Amarte, castigo para mi alma.
Y vuestra presencia en mi vida
Murmullo, aroma de inciensos
Condena de los condenados
Dolor y gozo, de mis infiernos.
Agua de rosas sobre tu rostro
Bendigo el poema de tu tibia boca
Si he de morir en pecado
Esperadme amiga,
En mis propias sombras.
Rosa, la rosa de mi cuerpo
Exuda promesas de penitencia
Vuestra mano en cada pétalo
Vuestros labios en mi conciencia.
Rita Mercedes Chio
Derechos reservados
"Recuerda: no hay otro".
No se puede luchar contra los anhelos, sólo se pueden observar, entender de donde surgen y canalizarlos en la mejor manera que podamos con los elementos que tengamos al alcance en el momento.
No se trata de renunciar al sexo, estoy lejos de apelar al puritanismo, pero sí de transformar nuestra relación con él.
Intentemos llevarlo más allá de ser sencillamente un acto biológico que responde a impulsos no asimilados –en ese caso definitivamente aplica el dicho “mejor sola que mal acompañada.”
El intercambio físico con el otro es un medio más para reconectar con la fuente.
Haz el amor.
Medita mientras conectas con el otro.
Sacraliza cada acto.
(Re)conócete en él y (re)conoce al Uno que todo lo engloba, las fronteras se funden y nace la Magia.
Escoge un amante que te mire como si quizás fueras magia."
Frida Kahlo