Aquí el nefando camino
de mis muslos
inclina en paciente recorrido,
la frente del amor carnal
y grito
el desorden de caricias
mojando colinas prestas
rocío de una noche
donde los duendes,
lucen diáfanos.
Lamo el dulce líbelo
de tu cuerpo
canelas en leche
miel sobre el pan
palaciego enjambre
de sedas y aromas.
…Y me abro
fruta grana y dulce
como los rayos del sol
entre las ramas pesadas
de una acacia en flor…
Rita Mercedes Chio
D.R.