Cuando florecen los cerezos,
cuando el trigal aun está verde,
cuando la negra golondrina
se viste de terciopelo
y aletea entre mis muslos,
para ti, solo para ti…
Cuando las amapolas
dejan de lado el sabor
amargo de la distancia
y regresas a mi,
vestido de primavera
con aromas nuevos.
Cuando cierras tus ojos
para navegar en mi golfo
seguro y desprovisto
de amarras,
abarrotado deseos,
de emociones guardadas.
Cuando tu lengua serpentea
cada pétalo de mi lirio
lleno de rocío
y se estremece.
Cuando me esclavizas,
atándome los brazos a tu espalda
y haces con mis piernas
un collar de fuego en tu cintura.
Cuando el cielo desciende
hasta el lecho revuelto
que sostiene los cuerpos
y enmudece, tan solo
para escuchar la melodía
de nuestros universos,
que se encuentran
como estrellas ciegas,
como planetas borrachos,
en una galaxia del placer.
Es ahí, cariño mío,
cuando sobran las palabras,
le cierras las puertas
a la fragilidad y dejas
en libertad,
la loba en celo
que llevo dentro.
Cuando florecen los cerezos…
Rita Mercedes Chio
D. Reservados