Los gatos son seres libres que beben cuando tienen sed, que comen cuando tienen hambre, duermen cuando sienten sueño y hacen lo que se debe hacer en cada instante sin necesidad de complacer a nadie.
No se dejan llevar por el ego, y algo especial de estos animales según esta rama del budismo, es que los gatos aprendieron a sentir al hombre desde eras muy lejanas en el tiempo, en cambio, las personas aún no han aprendido a sentir al gato en el presente.
Son leales, fieles y afectuosos, pero sus muestras de cariño son íntimas y sutiles, y aun así, tremendamente profundas.
Solo aquellos que sepan ahondar en su interior, con respeto y dedicación, gozarán de su amor inquebrantable, pero las personas que sean desiguales o que eleven a menudo su voz para gritar, jamás serán de su agrado.
Para concluir, se sabe que no hace falta recurrir a los textos budistas para entender que los gatos son especiales, que sus miradas nos transportan a universos introspectivos, que con sus extrañas posturas nos invitan a practicar el yoga, que son un ejemplo de elegancia y equilibrio… Los queremos y hasta los veneramos y, aunque ellos mismos se crean auténticos dioses recordando quizá sus días en el Antiguo Egipto, es algo que les permitimos con orgullo.
"El tiempo pasado con gatos nunca es tiempo perdido."
No se dejan llevar por el ego, y algo especial de estos animales según esta rama del budismo, es que los gatos aprendieron a sentir al hombre desde eras muy lejanas en el tiempo, en cambio, las personas aún no han aprendido a sentir al gato en el presente.
Son leales, fieles y afectuosos, pero sus muestras de cariño son íntimas y sutiles, y aun así, tremendamente profundas.
Solo aquellos que sepan ahondar en su interior, con respeto y dedicación, gozarán de su amor inquebrantable, pero las personas que sean desiguales o que eleven a menudo su voz para gritar, jamás serán de su agrado.
Para concluir, se sabe que no hace falta recurrir a los textos budistas para entender que los gatos son especiales, que sus miradas nos transportan a universos introspectivos, que con sus extrañas posturas nos invitan a practicar el yoga, que son un ejemplo de elegancia y equilibrio… Los queremos y hasta los veneramos y, aunque ellos mismos se crean auténticos dioses recordando quizá sus días en el Antiguo Egipto, es algo que les permitimos con orgullo.
"El tiempo pasado con gatos nunca es tiempo perdido."
Sigmund Freud.