Los hombres de Sherwood
guardan silencio...
Lorigas rotas
y un cervatillo
recién muerto.
No encienden leños
apenas murmuran
les sobran espadas
y caballos buenos.
Temed madre?
o todo lo dicho,
acaso es incierto?
El hombre de Wakerfield
está entre ellos.
Los huérfanos del bosque
desnudos, friolentos
acuden a él,
por algunas migajas
en oscuros, momentos.
-Hijo…
Tomad mi caballo
en horas de niebla.
Limpio vuestro rostro
y clara vestimenta.
Hablad con Longstride
de frente y alerta,
pedidle el cervatillo
con esta propuesta:
Encenderé los leños
y asaré su presa
guardando el silencio
que Robin requiera.
“Mitad y mitad”
el hambre no espera
le llevas su pan
valiosa moneda.
Es hombre de Wakerfield…
conozco su esencia.
Rita Mercedes Chio
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