Marfiles tus huesos, acuñados en la tierra,
buriles entre sombras, espinada primavera.
grabando los pasos, que lentos fugaron
al hambre de flores y oración pasajera.
Un ángel piadoso, eterno a tu lado
Consagra su alas, mohosas y abiertas
A la frágil memoria de lo ya olvidado
A la triste fragancia de la luna llena.
Y mi pequeña alma, que sigue con vida
que ama, que espera, que nunca te olvida
que duerme a tu lado, doblada y sencilla
se niega a caer, en frío lecho de la despedida.